27.5.09

Los feos de la fiesta mutan a gurús de la noche

Por Fran Lledó

Mucho han cambiado las cosas desde que los pincha-discos dejaron de ser los feos de los guateques de antaño para convertirse en los auténticos gurús de la noche. Siempre acompañados del glamour nocturno, algunos de ellos cobran cifras astronómicas por sus sesiones y aparecen rodeados de una fama que supera incluso a la de artistas de pop o rock de primera división. Entonces, ¿se puede catalogar a los deejays como músicos electrónicos? Para responder a la pregunta es necesario empezar por definir qué se entiende por música. La música es un lenguaje abstracto y exclusivamente humano que solo existe en una dimensión temporal. Se trata de una arte efímero ya que su permanencia en el tiempo se produce únicamente cuando se transmite o reproduce.

Según el doctor en Historia del Arte y profesor de la Facultat de Ciències de Comunicació Blanquerna, Jaume Radigales, “la grabación musical es música muerta”. Una expresión oscura con la que se puede identificar a los vinilos y los discos compactos que utilizan los pincha-discos. Estos son los retratos sonoros que utilizan los deejays para elaborar sus sesiones musicales que tanto enloquecen al público del siglo XXI.

El dj actúa como un filtro cultural que recopila la música que surge y la expone al público. Según Jeff Mills, uno de los mitos del sonido Detroit techno, “Cualquier persona puede ser dj si dispone de dos platos y un mezclador. Pero lo que marca la diferencia es qué consigues con todo este material”. Según esto, parece imposible catalogar a los deejays como músicos. Su trabajo consiste en hacer que el tránsito de una canción a otra se haga de una forma dinámica y armónica, y así favorecer la continuidad de una línea musical construida a través de lo que en conjunto se denomina sesión. La originalidad, la técnica, la psicología y la experiencia son condiciones sine qua non en los discjockeys de reconocida fama internacional. El resultado, un collage de "música muerta" y no un concierto de música viva.

En un concierto, los músicos combinan los sonidos de la voz humana o hacen sonar los instrumentos para representar una canción. En cambio, los pincha-discos mezclan varios temas que ya han sido pregrabados.
Lo que sí tienen en común los deejays y los músicos es la capacidad para producir un deleite que pueda conmover la sensibilidad del público de una manera triste o alegre.

2 comentarios:

Javi el Fresco dijo...

Si la música grabada está muerta, entonces los DJ deben ser los videntes que contactan con el otro mundo sonoro. "Siiiigueee la luz, DJ, sigue la luz".
Por ende, también se puede explicar por qué algún que otro músico es más un/a fantasma que un/a artista

Carles Riu dijo...

Pocos djs hoy en día se pueden permtir cobrar cifras astronómicas y muchas salas se negarían a pagaras. Tenías que haber leído un artículo al respecto publicado en el suplemento EP3 de El País, firmado por Xavi Sancho. Creo que publicado el pasado viernes. En España gay mucho intrusismo y gente que por sólo 100 €, pinchan temas bajados con el Ares, sin criterio ninguno, y con una técnica penosa. Antes si no sabes pinchar, haces un feedback con el mezclador. En España hay muchísimos bares de copas y discos y lógicamente algunos recurren a tipejos con un gusto musical terrible o incluso a pinchar sesiones que encuentran colgadas on-line. Creo que si por estos lares hubiera más cultura musical, cerrarían menos tiendas de discos y el CD de nuestro compañero Txarly Brown no se tendría porque comprar en las grandes superficies, donde te lo colocan a veces al lado de los Dodotis (si lo tienen, claro).